¡Sería un honor ser de Centroamérica!

Estaba lavando trastes en el restaurante bar donde trabajo los fines de semana, cuando un sujeto con una camisa pintada con la bandera de Estados Unidos, en evidente estado de ebriedad, un acento oriundo de mi ciudad –que yo no tengo, pero imito muy bien- y voz aguardientosa, me preguntó ¿de dónde eres?, a lo que le respondí amablemente con una sonrisa “de aquí”, pero él me contestó que no me creía, yo no escuché bien su respuesta en ese momento, pero insistí, le dije que nací en el estado de Puebla, pero él insistió en que no, y me dijo que por mi cabello –con “dreads” o “rastas”- seguro que yo era de Centroamérica, casi balbuceando por los tragos que tenía encima y para justificar su atrevido juicio se ufanó de haber transportado personas en el pasado ilegalmente como traficante indocumentados de Honduras y Guatemala a Estados Unidos. Entonces entendí que hablaba con una persona que además de irrespetuosa era muy ignorante y como muchas, considera como adjetivo despectivo decirle cen...