De El Salvador a Panamá en nueve días


CIUDAD DE PANAMÁ, Panamá.- Llegar a Panamá ha sido una de las hazañas más grandes de mi vida hasta ahora. Luego de estar a punto de declinar estando en Nicaragua, me di cuenta que las fronteras y los límites solo están en la cabeza.

De derecha a izquierda, Diego, Joana y yo en Panamá.
En nueve días llegué a Panamá desde El Salvador, la travesía empezó cuando salí de Aguachapán -donde la gente se despide diciendo “salu” y en los restaurantes y negocios de comida callejeros ofrecen la sal en sobresitos, no hay saleros, no sé por qué- el 21 de diciembre de 2018 con rumbo a Honduras.
Desde la ciudad de San Miguel, donde estuve dos días en casa de Lissette Canizales, salí temprano al filo de las 7:30 horas aproximadamente para escapar de la ciudad y perderme en el asfalto hacía El Amatillo, pero no dejaba de preguntarme si podría llegar a Panamá, o cómo le haría si no me dejaban pasar.
Luego de estar muy lejos de la ciudad hice hitchhike, para ese momento ya estaba algo cansado de caminar y decidí sentarme en un declive del asfalto un momento a fumar un cigarrillo y en ese instante apareció Ulises y un amigo suyo en una pick up que me habían visto antes y muy amables decidieron regresar para llevarme.
El viaje fue de casi una hora y media, la historia de Ulises y su amigo era casi la misma de muchos salvadoreños, habían estado en México porque querían llegar a Estados Unidos como inmigrantes ilegales, ahora tenían una empresa en su país y les iba muy bien, iban camino al aeropuerto de un poblado próximo con la frontera para recoger a su abuelo.
Al llegar a dicho poblado, me dieron un dólar para pagar un bus hasta El Amatillo, fue una buena elección gastar ese pasaje ya que el kilómetro antes de llegar está plagado de camiones de carga estacionados, tráfico complicado y obstáculos que solo un abusado chofer de bus podía esquivar para llegar.
El corazón me palpitaba a mil por hora y aun no estaba ni por la mitad del camino hasta Panamá. Al llegar me encontré una típica fila de personas que vería en las siguientes fronteras tratando de hacer sus trámites de entrada o salida de El Salvador, muchos eran pasajeros de Ticabus, una línea de camiones que recorre Centroamérica de Panamá a México y viceversa.
En esta frontera no me sellaron de salida, solo me dieron un tiquete que mostré a un oficial que estaba esperando luego de pasar este puesto de control, inmediatamente al cruzar un puente ya estaba en migración de Honduras para sellar de entrada.
De nueva cuenta, una fila de personas estaba antes que yo, ahí fue cuando entablé amistad con Diego y Joana, una pareja de españoles que habían viajado desde Islandia a Estados Unidos, Canadá, México y Centroamérica haciendo hitchhike como yo.

Honduras, país de abundancia  

Los tres pasamos la aduana hondureña, pagamos tres dólares y nos enfilamos a la carretera con destino a Choluteca donde nos esperaba un anfitrión de Couchsurfing, que casualmente era el mismo; sin embargo, eso no lo descubrimos hasta que estábamos a bordo de un tráiler que nos llevó a esa ciudad.
En las aduanas hay vendedores por todas partes ofreciéndote de todo y muchos cambistas de dólares americanos a lempiras, la moneda de Honduras.
El trailero nos dejó a la entrada de Choluteca desde donde caminamos hasta un centro comercial bastante completo, todo este paisaje pintaba muy diferente a la concepción que tenía de que este país estaba en decadencia, una mentira fabricada por la televisión.

Esta plaza, ubicada en una ciudad muy pequeña de Honduras, reflejaba claramente el poder económico del país, donde en su interior gente de todas las clases sociales convivía y gastaba como en México o en mi ahora lejana Ciudad del Carmen.
Nuestro anfitrión nos pidió que esperáramos a un amigo suyo que pasaría por nosotros, mientras aguardábamos los tres reflexionamos sobre lo que los medios de comunicación le dicen al mundo cuando dan una noticia, específicamente sobre la situación en Honduras, donde claramente no es muy diferente a la de mi tierra.
Joana y Diego en algún momento de este viaje mencionaron que si el mexicano, salvadoreño o cualquier latinoamericano se esforzara por ahorrar en su país y sacrificarse como lo hace cuando está en Estados Unidos, probablemente obtendría ganancias muy buenas, es decir, no es forzosamente necesario emigrar para hacer fortuna.
Dicho lo anterior, consideramos los tres que hay un trasfondo en las caravanas de migrantes a las que los medios de comunicación les han dado mucha promoción.
A las 18:30 horas pasó por nosotros Alejandro, el amigo de René, nuestro anfitrión, y nos llevó hasta su casa ubicada a 10 minutos en automóvil, en el camino nos narró los problemas políticos que atraviesa su país y aunque mencionó muchos detalles de ese tema, no pudo explicar con tanta claridad el problema.
Entre los datos que si nos dio, mencionó que miles de hondureños salen a diario del país, es decir, las caravanas palidecen en comparación a la cantidad de personas que salen a diario pero que los medios de comunicación no reportan.
Luego de esa plática esperamos a René afuera de su casa media hora aproximadamente, tras su llegada cenamos juntos y compartimos algunas experiencias de viaje.

A Nicaragua
A la mañana siguiente partimos a Nicaragua, para nuestra suerte, al cruzar la carretera paró la primera camioneta a la que le pedimos aventón y aunque no nos llevó muy lejos, pudimos movernos unos 20 kilómetros. Dos aventones más nos llevaron hasta la frontera donde otra fila de pasajeros de Ticabus estaba antes que nosotros. Sellamos en Honduras y al tratar de hacer lo mismo de entrada a Nicaragua nos hicieron esperar tres horas desde las 12:00 horas aproximadamente que llegamos ahí y pagamos 12 dólares de entrada.
En Granada, Nicaragua.
Luego de este estresante episodio, nos alejamos de la frontera sobre la carretera, comimos y un trailero salvadoreño nos llevó hasta Cebaco, el último poblado hasta donde llegaba a descargar fierros ese día.
Este cartel en la aduana de Nicaragua no lo entendí del todo.
Para este punto, aunque mi viaje no tenía ni un mes de haber iniciado, si palpitaba la sensación que habían pasado ya varios meses, el tiempo pasa muy rápido o muy lento aquí, pasa muy diferente a cuando estaba quieto.
Mis compañeros de viaje, más jóvenes que yo por casi 10 años cada uno, sin querer me han enseñado muchísimo, principalmente sobre filosofía de vida en el viaje, verlos con menos miedos que yo y tomando decisiones con el corazón a su edad ha sido un gran aprendizaje, a la vez no dejo de pensar que qué hubiera pasado si a su edad yo hubiera salido a viajar.

Tensa calma
Dormimos en la Cruz Roja en Cebaco y un ex militar nos llevó al día siguiente hasta un poblado cerca de Masaya, nuestro destino, donde caminamos casi un kilómetro para escapar nuevamente de la urbanidad. En el camino empezamos a notar una tensa calma en la gente. Mientras caminábamos por ese poblado un borracho me dijo que odiaban a los turistas y que el país estaba fregado.
En la Cruz Roja de Granada comimos la papaya más grande que habíamos visto en nuestras vidas, luego vimos más grandes en Costa Rica. 

Al salir de ese pueblo, un empleado del Gobierno de Nicaragua nos dio "raide" hasta Masaya. Desde su perspectiva admitió que el país había tenido un conflicto político, pero atribuyó el desorden a revoltosos, civiles rebeldes y narró que hubo conatos de violencia por enfrentamientos entre ciudadanos con la fuerza pública.
Al llegar a Masaya esa noche dormimos con el Cuerpo de Bomberos Voluntarios y gente de la ciudad nos narró una situación política completamente diferente.
Los locales, aseguraron que en Masaya fue donde el problema reventó con más fuerza y donde los enfrentamientos fueron más violentos.
Los ciudadanos levantaron los adoquines de las calles y los usaron para hacer trincheras e impedir el paso de los policías a la ciudad. El saldo de este conflicto ronda los tres mil encarcelados ahora llamados terroristas por una ley que aprobó el Gobierno nicaragüense.
Al salir al día siguiente de Masaya para ir al volcán, pudimos ver los adoquines que habían sido puestos a un lado en la principal avenida de la entrada a la ciudad.

Tour a la “boca del infierno”
Para quienes quieran ir a este lugar, pueden tomar un bus desde Masaya que por menos de medio dólar los puede llevar; la entrada es de tres dólares pero para acceder hay que pagar otros tres por un tour guiado a menos que tengas vehículo propio porque se prohíbe subir a pie a la caldera por normas de seguridad debido al inminente peligro por erupción en cualquier momento porque el volcán está activo.   
Joana y Diego decían que el paisaje de roca volcánica era como el de Islandia.
Si no quieres pagar seis dólares puedes hacer lo que hicimos nosotros. Al llegar pagamos solo tres dólares de la entrada y esperamos a que llegara un vehículo particular para pedirle un aventón hasta el volcán. En nuestro caso el personal del parque incluso nos ayudó, ya que al cabo de menos de 10 minutos ingresó una pick up donde iban tres serbios que nos llevaron con ellos porque el encargado del lugar les comentó nuestra situación.       
La experiencia no pudo haber sido mejor, viajar en la parte de atrás de una pick up, para mí se ha vuelto la mejor forma, vas al aire libre, vas cómodo y aunque no voy a discutir la seguridad de ir así en un vehículo, subir así un volcán que puede hacer erupción en cualquier momento, es una de las mejores experiencias del mundo.
El volcán fue apodado como “La boca del Infierno” por los franciscanos que llegaron a Nicaragua hace más de 400 años, para santificar el lugar, clavaron una cruz que sigue hasta estos días en una de las colinas que bordean la caldera del cráter.
En el volcán más activo de Nicaragua en Masaya, al que llamaron la "boca del infierno".

En el hostal La Libertad
Las normativas del parque solo te dejan estar cinco minutos en el cráter, las mejores vistas se aprecian de noche, cuando la lava ilumina desde adentro hasta el cielo.
Desde donde estuvimos, una nube de gases tóxicos salía de la caldera y para nuestra suerte el viento soplaba en dirección contraria de donde estábamos, por lo que fue casi imperceptible.
Luego de esa experiencia partimos a Granada en "raide" y llegamos al mediodía, esa noche dormimos en la Cruz Roja de Nicaragua; en mi caso yo me quedé la noche siguiente también, el 24 y los chicos se fueron a un hotel que tenían reservado con varios meses de antelación.
La noche del 25, fui al hostal La Libertad que para mi suerte costó cinco dólares y ¡ha sido el mejor en el que me he quedado en Centroamérica! Es muy recomendable si vas a Granada.

 
En Costa Rica
En el hostal La Libertad también.

Costa Rica
Caro y cobran ocho dolares la salida. Es un país sumamente hermoso pero costoso, los precios son mucho más altos que España incluso, mi estadía fue de apenas dos días, hice couchsurfing y al cabo de dos días me dirigí con mis compañeros viajeros a Jacó, un polo turístico en la costa del Pacífico, en esta playa me bañé, fue la primera vez que tocaba el mar en Centroamérica.

Para este punto había dejado de fumar ya que era sumamente caro y las regulaciones de Costa Rica impiden fumar en la vía pública, solo puedes hacerlo si te mueves, si caminas pues, pero no se puede fumar en los parques ni en la calle junto a personas, es prácticamente imposible a menos que lo hagas en tu casa.
Luego de pasar una noche en Jacó en una cancha de futból sin guardias, nos dirigimos a Panamá, llegamos al cabo de tres aventones hasta la frontera, donde pasamos de la forma más sencilla, no nos pidieron enseñar los 500 dólares que a varias personas en blogs si les exigieron, solo un vuelo de salida del lugar y ya, la razón fue que los tipos de migración estaban ocupados comiendo y no prestaron mucha atención.


Despertando en una cancha de Jacó en Costa Rica

Les grabé un video del canal del Panamá cruzando desde el puente Las Américas

Fotografías: Didac Fuster, Joana Forga y Agustín Ferrer


Mochileando con los masters de la ruta Didac Fuster y Joana Forga desde Honduras hasta Panamá, fue una gran aventura, gracias chicos! nos vemos en la ruta!

Comentarios

  1. grande!!! un placer compartir contigo!!!! saludos muy grandes

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  2. Saludos para ti Agustín para Tus amigos Didac y Joana donde quieran que estén ahora, excelente travesía los límites existen mientras le demos cavidad en nuestra mente consciente su catalizadora. A este tiempo debes estar en costa Rica de regreso a tu tierra, Brother debí insistir en que te quedarás un día por lo menos en Aguadulce Panamá ya había reaccionado tarde. Nos volveremos a ver buen viaje y siempre listo para servir. S.L.P.S

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