Regresé a México



CIUDAD DEL CARMEN, El Carmen, Campeche, México.-Regresé a México, regresé a mi rutina, diría que no tengo casa pero si tengo, incluso una familia adoptiva en ese hogar que me trata con afecto y respeto, la familia de Genero Santini.
Regresé porque cumplí todo lo que quería en mi viaje, sacié la sed de conocer en mi corazón y eso lo abrió a un nuevo abanico de sueños y metas viajeras que no paran de rondar en mi cabeza junto con los hermosos recuerdos de mi viaje por América.
Volví a ver a mi madre, la mujer que me dio la vida y me inculcó todo lo bueno que llevo dentro y el valor para escapar a lo desconocido en su intento por protegerme siempre, gracias mamá, gracias por seguirme, por tu amor y por ser la primera seguidora de mi blog, eso significa mucho para este viajero/escritor/soñador/periodista y habitante de este mundo.

A viajar
Sí, planeo seguir viajando,  quiero vivir viajando, cruzando fronteras imposibles, conociendo personas maravillosas como las de los 11 países americanos que me acogieron, me cuidaron y enseñaron a vivir.
El viaje fue una prueba de resistencia física, de tolerancia, de paciencia, de amor, y cualidades que se me escapan al entendimiento y de las que no tengo palabras para describir en este momento. El viaje cambió mi vida, me sanó de enfermedades emocionales que se iban volviendo cancerígenas y probablemente en males fisiológicos.
Mi estadía en México se prolongará una larga temporada, aprendí cómo viajar y cómo quiero viajar en adelante. Por ahora no me atrae la idea de usar un vehículo, me encanta el “hitchhiking”, me encanta acampar en la playa y en el desierto, sueño con hacerlo en la montaña con nieve…
Me pasó de todo, sentí de todo, nunca me faltó comida ni una buena plática, recibí amor, a veces de personas, a veces de cosas intangibles como amaneceres y crepúsculos en lugares recónditos y besos en mis retinas de noches con más estrellas que granos de arena de la Vía Láctea.
El regreso a México fue más fácil de lo que imaginé y rápido, partí desde Bogotá, Colombia, decidido a hacer la travesía y llegué en menos de dos meses. Reservaré la narración del cruce del Darien de Colombia a Panamá para una entrega impresa en un libro que estoy escribiendo, puedo decir que no fue tan difícil, como lo he dicho antes, solo es cuestión de actitud como todo en la vida.

Personas especiales
No dejo de pensar en las personas que marcaron mi vida durante mi paso por América, la llamo así porque “Norteamérica” (donde está mi país), “Centroamérica” o “Sudamérica” son nombres geniales para especificar la situación geográfica de los países de este continente pero somos uno solo, “conformamos una sola raza mestiza desde México hasta La Patagonia” (palabras de Ernesto Guevara de la Serna), el término “raza”, más que dividirnos del resto del mundo, nos identifica como un solo pueblo que forma parte del resto de pueblos del planeta, no como adjetivo de racismo (no supe cómo explicártelo cuando me lo preguntaste).
Agradezco de todo corazón a todas las personas que tuve la dicha de encontrarme en mi camino que me compartieron su tiempo, conocimientos, experiencias, paciencia, comida, dinero, su cultura, su tolerancia y lo contrario, sus ideologías políticas-religiosas, su amor, sus casas y un lugar en su vehículo.    
   
 
Gracias Diego y Joana por no dejarme regresar a México cuando estavimos en Nicaragua.

Gracias Max, Vero y Carmen por esas hermosas historias del Amazonas que me inspiraron a viajar.

Gracias Brayam por hacerme sentir como en casa en El Salvador, amo tu país.

Gracias Luis por levantarme en la ruta y darme fuerzas para continuar el viaje.

Cabrón, gracias por TODO, también eres mi mejor amigo, contigo probé lo mejor de Colombia!

Gracias por dejarme gastar el gas que me diera la gana en su hermosa casita en Quito.

Gracias por mostrarme Medellín Dallys y Alexa por tu maravillosa amistad.

Gracias por ser la peor compañera de viaje y por el cuy de Colombia y seguir siendo mi amiga.

Gracias por ayudar a cumplir una de mis metas en el viaje y por tu amistad Gary.

Anto, ¡definitivamente iremos juntos a la Patagonia, como chingados no!

Gracias por llevarme a las mejores ruinas incas de Perú.

Gracias por rescatarme de una ruta peligrosa y por acogerme como un miembro de su familia.

Gracias por recibirnos cuando nadie más quería hacerlo.

Gracias por las charlas y el amor de hogar que siempre sentí en su casa.

Gracias por demostrarme una vez más que hay más gente buena que mala.

Marina, gracias porque a pesar de todo aún estas ahí.


Comentarios

  1. Que bonito.... Que ganas de seguir leyendo lo que tienes para contar, las emociones y historias de tu súper viaje!!! Gracias por compartirlas con nosotros!

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